
Como es sabido, la principal función de las arterias es la de transportar la sangre a los diferentes tejidos y órganos del cuerpo.
Se habla de tensión o presión arterial a la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Esta presión en condiciones normales debería estar a niveles adecuados, ya que si se encuentra por encima de estos niveles, la fuerza que ejerce la sangre contra las arterias producirá a largo plazo deterioro de estas, derivando a complicaciones en los órganos, muchas veces de forma irreversible. Cuando estos niveles de presión se encuentran elevados, se denomina hipertensión arterial.

La hipertensión arterial es uno de los factores principales para las denominadas enfermedades cardiovasculares, por lo que tiene una relación directa con el riesgo de producir ictus, enfermedades coronarias (como el infarto de miocardio), insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal y enfermedades arteriales periféricas, entre otras.
Causas
En la mayoría de los casos la causa es desconocida, y se la denomina hipertensión esencial, primaria o idiopática. Esta hipertensión constituye un conjunto de alteraciones que incluyen factores hereditarios y ambientales. Dentro de los factores ambientales se encuentra la dieta, como la excesiva ingesta de sal, el estrés, la obesidad, el sedentarismo, etc.

Cuando la hipertensión arterial se origina por enfermedades orgánicas concretas e identificables, se la denomina hipertensión secundaria. En este grupo la causa podría ser de origen renal, que es la más frecuente de las secundarias, también causas endocrinas, neurológicas, cardiovasculares, farmacológicas, etc.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza con la simple medición de la tensión arterial, generalmente en el brazo, aunque también se la puede medir en la muñeca e incluso en la pierna.
La medición de una tensión elevada de forma aislada no diagnostica a un paciente de hipertenso, por lo que la toma se debe realizar en varias ocasiones, en diferentes días. Además, para ello, se debería estar en reposo, entre comidas y sin el efecto de algún estimulante, como el café.

Tratamiento
Una vez diagnosticado de hipertenso, el tratamiento siempre se verá encaminado a suprimir la causa que ha ocasionado la hipertensión, de ser posible.
Si no existe una causa identificable, en este caso las primeras acciones que se deben realizar son las llamadas medidas generales. Estas incluyen disminuir la ingesta de sal, bajar de peso en caso de sobrepeso, realizar actividades físicas aeróbicas de forma regular en caso de sedentarismo, entre otras medidas.

El siguiente paso terapéutico es el uso de fármacos. Para esto se cuenta con un amplio abanico de medicamentos de variados grupos farmacológicos.
La adecuada indicación del fármaco por parte del médico para cada paciente se basará en varios factores, como la causa de la hipertensión, edad, comorbilidades asociadas, potenciales interacciones farmacológicas, etc.
En ocasiones, el médico optará por la polimedicación para tratar la hipertensión, ya que en algunos casos no es posible normalizarla con un solo fármaco.
Y a la hora de tramitar la renovación del permiso de conducir, que nos dicen las normativas?
Para la obtención o renovación del permiso de conducir que se realizan en los centros de reconocimiento de conductores, la DGT nos dice que no se admite la hipertensión arterial maligna (HTA sistólica ≥180 y/o diastólica ≥ de 110) asociada a daño orgánico inminente o progresivo. Tras la resolución de los síntomas y el control de la tensión arterial con informe médico favorable se podrá obtener o prorrogar el permiso o licencia de conducción con reducción del periodo de vigencia a 3 años para los carnets no profesionales, y de 2 años para los profesionales.