Respeta el medio ambiente: Entre sus ventajas, en la primera que elegimos pensar es en el impacto al medio ambiente. En este sentido este tipo de vehículos es respetuoso con el medio ambiente, ya que no necesita del combustible tradicional para funcionar, simplemente convierte la electricidad consumida en energía a través de su motor. No emitiendo gases nocivos para la atmósfera.

 

Es poco ruidoso: Esto disminuiría la contaminación acústica. Y nos ayudaría a vivir en un ambiente más saludable.

 

Tiene un motor igualmente potente y más barato: El motor es más compacto y fiable incluso que el de gasolina, ya que no necesita apenas complementos. Su estructura se simplifica, lo cual seguramente abarate su mantenimiento.

 

No necesita marchas: Sólo tiene una marcha continua hasta una velocidad límite, que puede variar según el modelo. Sólo requiere un mecanismo para diferenciar la marcha atrás.

 

Cambia la distribución del espacio: Al no requerir caja de marcha y ser más compacto, este motor eléctrico puede estar descentralizado, por ejemplo en las cuatro ruedas y ser sincronizado por el software. Esto cambiaría el diseño del vehículo permitiendo nuevos beneficios.

 

Mayor eficiencia con un menor consumo, significaría un mayor ahorro: Su eficiencia es cercana al 90%, la que al ser comparada con el 30% de los vehículos tradicionales, deja a estos últimos en clara desventaja. El coche hará un mejor consumo de la energía y necesitará menos para realizar el mismo esfuerzo. Lo cual aumentará el ahorro a nuestro bolsillo y más aún teniendo en cuenta que la energía eléctrica, aunque sea cara, no alcanza al precio de los carburantes.

Poca autonomía: esta sería la principal desventaja a tener en cuenta. En este momento los motores eléctricos disponen de baterías pequeñas que no pueden asumir una gran cantidad de electricidad, solo la suficiente para conducir 100/150 km por recarga completa. Y por otro lado, tener en cuenta que la recarga eléctrica no es tan rápida como llenar el tanque de gasolina, se necesitarían horas para hacerlo. Esto último es un buen punto en contra.

 

Red de recarga deficiente: Es muy difícil encontrar puntos de recarga en nuestro itinerario, aunque los ayuntamientos e incluso el Ministerio de Industria estén trabajando en el tema. Esto sumado a lo anterior hace que uno pueda desistir de comprarse un coche eléctrico.

 

Potencia limitada: En general no son demasiado potentes, lo cual hace que el coche no pueda llegar a ser muy grande ni pesado, y además limitará al conductor a la hora de conducir, por carreteras que lo permitan, a una mayor velocidad. Esta desventaja se está intentando solventar por la industria automotriz a una velocidad considerable.

 

El precio de las baterías: La razón del alto precio de estos vehículos es la batería. Por este motivo en la actualidad varios fabricantes tienen a la venta el coche sin batería, ofreciendo a parte el alquiler de la misma. La vida útil de una batería de estas características es de promedio de unos 7 años, y mediante el alquiler de la misma se tendría la posibilidad de contar con una batería en buenas condiciones más allá de este plazo.

 

Contaminación inicial: Si bien sabemos que un coche eléctrico no provoca emisiones que perjudican al medioambiente, se debería tener en cuenta que la energía que utilizan estos vehículos, al ser obtenida, sí generaría contaminación para el medio ambiente.

 

Si falla o se estropea el coche: No tiene mayor predisposición a fallar que un coche a gasolina, pero la dificultad reside en la posibilidad de encontrar un buen taller a un bajo coste. Todo lo cual se debe a la poca difusión que tienen estos vehículos y, especialmente, a la poca cantidad de estos ejemplares que encontramos circulando por las calles. Lo que hace que sólo podamos encontrar unos pocos especialistas en esta materia a quienes confiar nuestro vehículo.

Esta desventaja también se ve reflejada en la disponibilidad de repuestos y en su precio, a la hora de necesitarlos, ya que muchas veces deben ser enviados desde otros países.